jueves, 21 de agosto de 2008

EdUcAcIóN aZtEcA


A diferencia de lo que sucede con otros pueblos de Mesoamérica, de quienes quedan pocos testimonios escritos, conservamos numerosos textos de los aztecas y los grupos de habla náhuatl: narraciones históricas, poemas, consejos sobre la manera de conducirse y reflexiones religiosas.
Los aztecas pensaban que la educación era un bien muy valioso y buscaban que los niños, las niñas y los jóvenes asistieran a la escuela. Había dos tipos principales de escuela, llamadas tepochcalli y calmécac. Mujeres y varones asistían a ambas, pero lo hacían separados unos de otras.


El tepochcalli estaba destinado a los hijos de las familias comunes y corrientes y existía uno en cada barrio. Ahí se enseñaba la historia, los mitos, la religión y los cantos ceremoniales de los aztecas. Los varones recibían un intenso entrenamiento militar y aprendían cuestiones relacionadas con la agricultura y los oficios. Las mujeres se educaban para formar una familia y en las artes y los oficios que ayudarían al bienestar de su futuro hogar.
El calmécac era donde recibían educación los hijos de la nobleza, con el propósito de formar a los nuevos dirigentes militares y religiosos. La preparación para la guerra era completa y se ponía gran atención a la escritura de códices y a la interpretación de los calendarios, por la importancia que esas dos actividades tenían en la religión y la vida de la comunidad.


Los maestros eran muy admirados


Maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sabios los rostros ajenos... Les abre los oídos, los ilumina. Es maestro de guías, les da su camino, de él uno depende... Gracias a él, la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza. Hace fuertes los corazones, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos atiende.